Informe Contaminación por Ozono 2021: Aragón

El informe estatal sobre ozono elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 480 estaciones oficiales de medición repartidas por todo el territorio español (21 situadas en Aragón), entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2021. Presenta datos exhaustivos de la contaminación por ozono, desglosados por comunidades autónomas. Relatamos aquí los referentes a Aragón.

Pese a la crisis de la COVID-19, la totalidad de la población aragonesa ha seguido respirando aire con más ozono del recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Como en 2020, la reducción de la movilidad por la crisis de la COVID-19 ha provocado una mejora sin precedentes de la calidad del aire en relación al ozono troposférico. No obstante, los 1,3 millones de habitantes de Aragón han seguido respirando aire contaminado por ozono durante el verano de 2021.

· El informe anual sobre la contaminación por ozono de Ecologistas en Acción concluye que la totalidad de la población y del territorio aragoneses han estado expuestos un año más a unos niveles insalubres de este contaminante.

· El Gobierno de Aragón sigue sin adoptar medidas eficaces sobre el transporte, la industria y la ganadería industrial o intensiva que eviten los episodios puntuales y reduzcan los elevados niveles de fondo del contaminante más ligado al cambio climático.

En lo que respecta a Aragón, entre las principales conclusiones, destacan:

– El ozono es un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa sino que se forma en la superficie terrestre en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva. Se trata por tanto de un contaminante secundario que en verano afecta a las áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana e industrial.

– El ozono troposférico sigue siendo el contaminante atmosférico que año tras año afecta a más población y territorio, y el más estrechamente ligado al cambio climático, por su relación con las altas temperaturas. Como el año pasado, durante 2021 sus niveles se han reducido de forma importante, interrumpiendo la tendencia estacionaria o al alza de los últimos años, a consecuencia de la drástica disminución de las emisiones de sus contaminantes precursores en la industria y el transporte, por efecto de la crisis de la COVID-19.

– El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo al cual el aire contaminado por ozono ha afectado en 2021 a la totalidad de la población y del territorio aragoneses.

– Si se considera el valor objetivo establecido por la normativa, más laxo que la recomendación de la OMS, no habría población que hubiera respirado aire contaminado por encima del ese estándar legal, con arreglo a los criterios del informe.

– La frecuencia de las superaciones de los estándares de la OMS y legal ha sido muy inferior a la de los años previos a la pandemia, con descensos de respectivamente el 36 % y el 68 % en relación al promedio de las registradas en el periodo 2012-2019, en el conjunto de Aragón, y ninguna superación del umbral de información.

– La mejoría de la situación ha sido en especial relevante en las zonas del Bajo Aragón y la Cordillera Ibérica, tras el cierre de la central termoeléctrica de carbón de Andorra (Teruel).

– La contaminación por ozono debe abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, causa cada año entre 1.500 y 1.800 muertes en el Estado español. Las personas más afectadas son niñas y niños, personas mayores, mujeres embarazadas y quienes padecen enfermedades cardiorrespiratorias crónicas.

– El coste sanitario y laboral de la contaminación por ozono fue de 5.000 millones de euros en 2013, un 0,33 % del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

– La información a la ciudadanía por parte de las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. La página Web de calidad del aire autonómica sólo ofrece datos históricos del último año y no publica ningún dato de la estación de la Central Térmica de Caspe. Resulta elemental por ello que el Gobierno de Aragón se esfuerce por mejorar la información de la calidad del aire en su Comunidad.

– Los planes autonómicos de calidad del aire para reducir la contaminación por ozono son obligatorios, según establece la legislación vigente y corrobora una sentencia firme del Tribunal Supremo. Pero el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón siguen sin elaborarlos en las zonas donde resultan preceptivos, y ello –en el caso de la DGA– pese a las reiteradas peticiones de Ecologistas en Acción, hasta hoy desatendidas. Se trata de una negligencia que está poniendo en peligro la salud de un millón de aragoneses en el Valle del Ebro, el Bajo Aragón y la aglomeración de Zaragoza.

– Pocas ciudades cuentan con protocolos de actuación frente a las puntas de contaminación por ozono. El protocolo de Zaragoza ni siquiera contempla medidas para este contaminante, como la limitación del tráfico en episodios de elevada contaminación.

– Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire por ozono son la disminución del tráfico motorizado, la adopción de las mejores técnicas industriales disponibles, la sustitución de los disolventes orgánicos por agua, el ahorro y la eficiencia energética y el apoyo a las energías renovables. También es necesario penalizar a los vehículos diésel y una moratoria para las grandes explotaciones ganaderas industriales.

– La crisis de la COVID-19 ha demostrado que la reducción estructural del transporte y la descarbonización de la industria son las mejores herramientas para mejorar la calidad del aire que respiramos, en las ciudades y en las zonas rurales, también en el caso del ozono. La dramática situación creada por la pandemia viene a corroborar que la reducción de las emisiones de sus precursores sí es efectiva para combatir la contaminación por ozono.


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