Se alerta de la pasividad del Gobierno de Aragón en la conservación de los humedales

El regadío y la ampliación de estaciones de esquí pone en jaque a ecosistemas acuáticos muy valiosos en Aragón.

El jueves 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los humedales, conmemorando el aniversario del Convenio de Ramsar, tratado intergubernamental clave para garantizar la correcta conservación de las zonas húmedas, del que el Estado Español forma parte. Ecologistas en Acción participa de esta celebración organizando sendas actividades en Aragón: Galacho de la Cartuja (Zaragoza) y complejo lagunar de Estaña (Baja Ribagorza) y denuncia la situación en la que se encuentran los ecosistemas acuáticos en Aragón por la poca implicación del Gobierno autonómico.

Esta fecha es importante para sensibilizar a la ciudadanía y dar a conocer la importancia de los humedales en el contexto de la actual crisis ecológica global. Estos ecosistemas son refugio y hogar de una gran biodiversidad y contribuyen notablemente a la mitigación y adaptación al cambio climático. Sin embargo, casi el 90 % de los humedales se ha degradado desde el siglo XVIII, y su velocidad de pérdida es tres veces mayor que la de los bosques.

En Aragón se han declarado 4 zonas húmedas dentro del Convenio Ramsar: Salada de Chiprana, Laguna de Gallocanta, Saladas de Bujaraloz-Sástago y Tremedales de Orihuela. Desde 2011 no se ha vuelto a incluir ningún otro espacio en este listado. Estos humedales que, además de la declaración de zonas Ramsar lo que les confiere un reconocimiento internacional, cuentan o están incluidos en otras figuras de protección, deberían ser valedores de las máximas garantías de conservación en nuestra comunidad. Sin embargo se enfrentan a importantes amenazas relacionadas con la gestión del agua y el cambio climático sin apenas planes de gestión e inversión económica para paliar su situación.

Un denominador común a la degradación de muchos humedales es el modelo agrícola intensivo, y muy especialmente la gran expansión que se está produciendo del regadío. Por un lado el gran consumo de agua que conlleva supone una detracción abusiva de los cauces de los ríos que está provocando que la mayor parte de ellos no cuenten con unos caudales ambientales mínimos. Por otro, los nuevos planes de regadío suponen un riesgo para los humedales de la zona llana, especialmente las saladas, tanto por ocupación directa, como por la destrucción de sus dinámicas y su biocenosis.

Recientemente el Consejo de Ministros ha aprobado la revisión de los planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas. Una de las herramientas normativas creadas para que estos planes indiquen las medidas de protección de los ecosistemas acuáticos y su evolución es el inventario nacional de zonas húmedas. 19 años después de su creación, Aragón es una de las comunidades autónomas que todavía no han incluido un solo humedal en el inventario. Ni siquiera los 4 espacios Ramsar.

La importante biodiversidad que albergan estos espacios se ve amenazada al ritmo que éstos se van degradando, sin poner medidas a las que las administraciones públicas están obligadas por Ley. Así, aunque su situación no es diferente al resto de especies amenazadas, de las 15 especies ligadas a ambientes acuáticos que se encuentran clasificadas “en peligro de extinción” en Aragón, sólo dos de ellas tienen aprobado el correspondiente plan de recuperación.

Para Ecologistas en Acción estos son indicadores evidentes de la pasividad del Gobierno de Aragón en la conservación de las zonas húmedas de nuestra comunidad. El propio Gobierno de Aragón reconoce, en el informe nacional enviado por el estado español a la COP14 del convenio de Ramsar celebrada en Wuhan (China) en noviembre de 2022, la falta de personal y presupuesto suficiente como principal dificultad encontrada para la planificación y ejecución de acciones sobre humedales.

En lo que respecta al Gobierno estatal, acaba de declarar nuevas Reservas Hidrológicas. Aunque se han incorporado tres nuevas en Aragón, se ha perdido de nuevo la oportunidad de incluir espacios, que cumplen con los requisitos y necesitan medidas de conservación, para ser incluidos como reservas naturales lacustres, subterráneas o fluviales. Ecologistas en Acción presentó varias propuestas que no fueron tenidas en cuenta, entre ellas Canal Roya. Una distinción más que se le niega a este espacio para no poner trabas al ilógico y depredador proyecto de la unión de estaciones de esquí que atravesaría longitudinalmente este valle. Algo parecido a lo que ya se ha perpetrado con motivo de la ampliación de la estación de esquí de Cerler en la que se pretende usar como suministro para la innivación artificial el lago de Basibé que podría representar el fin de las turberas de Nou Fonts y alrededores.

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